
Una de las consecuencias negativas que se deriva de una mala elección es el abandono, sólo que cuando se deja a su suerte a un ejemplar exótico, los efectos de esta negligencia van más allá de un daño contra el animal: las repercusiones de esta indeseable acción afectan al propio equilibrio del ecosistema. Exotarium nació con el fin de recoger a todos aquellos animales exóticos que son abandonados y también, a los que llegan a España y son decomisados en los aeropuertos.
Un centro de rescate
Según el convenio de Washington, suscrito por España en 1987, se debe contar con un centro de rescate de fauna exótica en el que se ampare a los animales procedentes del tráfico ilegal. Casi 20 años después, esta figura sigue sin establecerse en nuestro país. Luis Miguel Domínguez, naturalista y conocido director de documentales, invirtió una gran cantidad de recursos propios para levantar el actual Exotarium en una nave existente en Titulcia (Madrid). Este recinto ya disponía de núcleo zoológico y una valoración de impacto medioambiental porque, en un principio, tenía expectativas comerciales relacionadas con la exhibición y la divulgación.


Las especies invasoras
Cuando un animal que no comparte nuestro hábitat es dejado a su suerte, éste trata de sobrevivir aclimatándose a nuestro medio, ocupando un lugar en el ecosistema que va a desplazar a otras especies que estaban antes. Este fenómeno responde a la problemática de las especies invasoras, es decir, una amenaza para la biodiversidad del planeta. Según el veterinario de Exotarium ?lo exótico es lo que viene de fuera y se está produciendo un trasvase de especies de unos ecosistemas a otros. Las especies que se reproducen aquí lo hacen equivocadamente porque se desarrollan en un sitio que no es el suyo?.
Los animales huérfanos que llegan hasta Exotarium padecen estrés y, en muchos casos, sufren heridas que demuestran la falta de interés de los que un día los adquirieron. ?En la mayoría de los casos, mueren porque la gente no les da los cuidados que necesitan; tampoco es que en la tienda lo expliquen adecuadamente, pero es tan fácil como leer un libro o preocuparse por recabar la información necesaria?, admite Jose Luis Méndez, afirmando que las excusas que ponen los propietarios son ciertamente ridículas y que, en realidad, por lo que quieren deshacerse de ellos es porque crecen ysuponen una molestia: ?es una parte de justificación personal porque saben que se han portado mal?, señaló Méndez, apelando al sentido común a la hora de optar por un ejemplar exótico.

repatriación
, con lo que se inserta de nuevo a estos animales en el circuito de exportación e importación contaminado, al margen del riesgo para la salud que entraña ir de un sitio a otro. Por eso, amparar a estos viajeros ilegales en un centro de rescatecomo el que anuncia el citado convenio sería la solución perfecta.Un ser vivo
No existe cultura de animales exóticos en nuestro país. Según Jose Luis Méndez y Carmen Dirube, otra de las personas que ha volcado en este proyecto sus mayores esfuerzos, la gente que adquiere una iguana o un loro lo hace por moda o porque el pequeño de la familia insiste a sus padres en tener un reptil por puro capricho. Desde Exotarium nos recuerdan que la labor de concienciación con los niños resulta fundamental porque es en éstos donde se proyectan las expectativas desde los escaparates de las tiendas de animales: ?hemos llegado a un punto en el que si a un niño se le muere un pez o un periquito, le da igual, y eso es porque no es consciente de que está tratando con un ser vivo?.
El caso de las psitácidas es especialmente inquietante: está comprobado que son las que más sufren en cautividad y se sabe que son animales de un sólo dueño. En este sentido, Dirube comentó que, en ocasiones, ?si se les cambia de dueño, les puede costar la vida?. Los simpáticos loros adoptan ciertas costumbres y consideran a sus dueños como su familia porque son animales sociales. En los establecimientos se pasa por alto avisar a los compradores de la longevidad de estas aves, que pueden sobrepasar a sus dueños. Méndez añadió que muchas psitácidas son revendidas a la tienda, ?con el disgusto que esto supone para el animal?.
El peligro de las modas
La confusión respecto al lugar que ocupan las especies exóticas en la sociedad actual llega a límites alarmantes. ?Hemos encontrado tortugas de caparazón blando nadando en la Albufera de Valencia, un kinkajú que se escapó de un barco colgado de un árbol en los alrededores de la costa coruñesa?? Todos los ejemplos que expone el veterinario de Exotarium no dan una idea de lo equivocada que está la gente. ?Muchos dejan sus animales aquí y creen que nos hacen un regalo; nos dicen que si podrán venir a verle cuando quieran e incluso nos interrogan acerca de si le vamos a tratar bien?, declara Méndez.
Defendiendo la naturaleza
?Cuando tienes una puerta abierta a la entrada de animales, debes tener una cuarentena muy bien montada: identificación con microchip, valoración de sangre? Todos los mecanismos para no poner en riesgo la salud de los que están dentro?. Exotarium continúa evaluando las posibles vías de financiación planteándose la puesta en marcha de programas de adopción, la organización de un Club de Amigos, los convenios con universidades, colegios y centros penitenciarios, el apadrinamiento, los cursos-taller, los foros o la formación a la policía ecológica.
El mensaje final transmitido desde este centro de rescate es que los lugares con especies en cautividad sean capaces decolaborar en la defensa de las especies en peligro de extinción y que ?igual que el que compra un perro sabe lo que es un perro, cuando se compra un animal exótico debe exigirse a la tienda que nos cuente los pros y los contras?. En este sentido, Exotarium recuerda que ellos no pueden aceptar animales de los que no se posea factura y un número CITES, porque estarían incurriendo en un delito en el momento en que se les realizase una inspección.

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