
Los gansos son animales domésticos, pero la imagen más habitual que de ellos tenemos en mente no es precisamente la de la mascota común. De ellos se han aprovechado sus plumas, su carne y sus huevos. En principio se les utilizaba para la explotación avícola, pero también pueden llegar a convertirse en unos agradecidos animales de compañía, siempre que se les ofrezcan unos cuidados esenciales.
Principales características y especies
Pertenecen a la familia Anserifoformes o Arserini, también denominada Lamelirrostros, que es aquella en la que se clasifican los gansos, los patos y los cisnes. Estos animales son aves acuáticas que, según la especie, son buceadoras o nadadoras y, en general, son migratorias. Poseen un pico aplanado recubierto con una piel fina y con una placa córnea en su extremo.

Podemos encontrar las siguientes especies: ánsar campestre, ánsar clavo, ánsar careto chico, ánsar careto grande, ánsar cisne, ánsar común, ánsar de pico corto, barnacla canadiense, barnacla de cara blanca, barnacla de cara negra, barnacla de cuello rojo, barnacla hawaiana, ganso azul, ganso del cabo Barren, ganso emperador y ganso de Ross.
Cuidados básicos y reproducción

Siempre deben disponer de agua limpia y de un amplio espacio para moverse, no siendo recomendables las jaulas. Los corrales son los lugares ideales para alojarlos, puesto que les protegen de frío severo y de otros depredadores.

Las madres son las encargadas de enseñar a las crías cómo adaptarse al entorno, es decir, cómo comer y cómo protegerse hasta que consigan valerse por sí mismas. Por su parte, los padres protegerán el nido de depredadores, antes y después del nacimiento de las crías.
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